27 de junio de 2012

Bien


Discutiendo sobre los actos buenos y malos de esta vida después de ser de alguna manera juzgado, me quede pensando en la siguiente frase “Puedes hacer mil cosas bien, pero haces una mala y te condenan de por vida. (Curiosamente siempre me p asa lo mismo)”

Si te atreves a compartir con todos los demás tu dicha, tu felicidad, tu alegría, tu emoción, de alguna manera logras hacer el bien sin darte cuenta; y lo mejor es que para ello no necesitas ser rico, sino todo lo contrario, simplemente generoso. Una frase amable en las mañanas, un proceder gentil, una simple sonrisa o el hecho de que te tomes la atención con una persona, una cortesía o sencillamente un saludo, son formas para hacer el bien.

Con tu pensamiento tu generas energía, o mejor dicho ondas de poder  que aún no puede ser medido, sin embargo debe ser inmenso. Esta energía de la que hablo, según un principio de física que ha sido comprobado, jamás se pierde, solo se transforma. La energía ganadora o mejor dicho positiva producida al pensar de una forma generosa, saturada de ideas y pensamientos nobles , genera a su vez en las demás personas todavía más energía positiva que regresa a ti formándose un circulo vicios y esto te da a ti tranquilidad y placidez

Siempre he dicho que aquel que desee cosechar, comience por sembrar; asimismo, si deseas hacer el bien, empieza por ser bueno, pues hacer el bien es un hábito que tarde que temprano cobra su recompensa. Hay seres que son muy perversos, que se pasan la vida hallando e ideando la manera de fastidiara cuanto ser pasa junto a ellos; en cambio hay otro tipo de personas que son las que valen la pena y que por costumbre ayudan al prójimo proporcionándole alegría, paz y felicidad ante todo.

Hacer el bien es una forma de vida que no espera retribución alguna, pero que lleva su recompensa en si misma.

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